Un informe oficial del Ministerio de Minas y Energía de Brasil prevé que, entre 2025 y 2034, el país necesitará entre 30 y 50 millones de metros cúbicos diarios adicionales de gas natural. La integración energética con Argentina aparece como central para garantizar un suministro a valores competitivos.
Un informe del Ministerio de Minas y Energía de Brasil (MME), presentado durante el “Cambras Business Day”, anticipa que la demanda de gas del país crecerá entre 40 y 50 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) entre 2025 y 2034, impulsada por el aumento del consumo industrial y de la generación eléctrica.
El estudio alerta sobre una demanda “insatisfecha” o “reprimida” en sectores como la petroquímica, los fertilizantes, el acero, la cerámica y el vidrio. Estas industrias quieren consumir más gas, pero no acceden ni a precios competitivos ni a volúmenes suficientes para expandirse.
Vaca Muerta ya exporta gas a Brasil a través de Bolivia y tiene contratos autorizados por 10,5 MMm3/d, con solicitudes que podrían elevar ese volumen a 15 millones.
Mauricio Abi-Chahin, coordinador de Política Sectorial del MME y presentador del informe, subrayó en su exposición que una legislación robusta, integrada y nacional, sumada a una planificación adecuada de infraestructura y a tarifas razonables, es parte esencial de la solución.
“Es necesario tener una remuneración adecuada al riesgo empresarial, que remunere adecuadamente al inversor principal, quien ocupa la posición, pero que no sea tan alta que impida la oferta de otros. Esto también ocurre en otros sectores, como por ejemplo el eléctrico”, sostuvo.
Precios y condiciones para reactivar la industria
El documento oficial del MME precisa que, si el gas se ofrece por debajo de los 10 dólares por MMBTU, los consumidores industriales actuales reactivarían rápidamente su consumo.
Y que, si el precio baja a menos de 7 dólares por MMBTU, aparecerían nuevas plantas y proyectos industriales hoy frenados.
Abi-Chahin remarcó que el objetivo es “aumentar el suministro al mercado brasileño, pero a precios más competitivos”.
Y advirtió: “Hoy en día, se dice que el gas en Brasil es muy caro. Uno de nuestros intereses es precisamente aumentar la oferta, pero también reducir su coste, y podemos aumentarla facilitando el acceso, reduciendo dificultades y barreras de entrada”.
Infraestructura y limitaciones del suministro actual
Actualmente, Brasil abastece su mercado interno con gas de las UPGNs —unidades de procesamiento— instaladas en varios puertos para importar GNL y tratar el GLP proveniente de las plataformas offshore.
También reactivó el gasoducto GasBol con Bolivia, aunque hoy solo recibe 10 MMm3/d de los 30 millones de capacidad. ¿La razón? Bolivia se quedó sin gas y Argentina, que reconvirtió sus ductos para exportar desde Vaca Muerta lo que antes importaba, apenas puede aportar de forma esporádica entre 5 y 8 millones de metros cúbicos diarios.

A esta demanda industrial “reprimida” se suma la de las centrales termoeléctricas, que funcionan como respaldo del sistema eléctrico.
Dependiendo de la hidraulicidad anual y del avance de las renovables, las usinas a gas podrían requerir entre 10 y 20 MMm3/d adicionales. El resultado es claro: hacia 2034, Brasil necesitará un mínimo de 30 millones y un máximo de 50 MMm3/d más de gas.
Integración regional y convergencia regulatoria
Para enfrentar este escenario, Brasil ya firmó un Memorando de Entendimiento con la Argentina para avanzar en la integración gasífera. También negocia con Bolivia y mantiene diálogos en el marco del Mercosur y la Olade para garantizar una integración energética más profunda.
El informe del MME, en su etapa final, recomienda trabajar en una convergencia regulatoria que facilite los contratos entre países, evaluar la infraestructura de transporte y procesamiento necesaria, y asegurar precios competitivos que hagan viable un suministro sostenido.
Las oportunidades para Argentina y Vaca Muerta
Vaca Muerta ya exporta gas a Brasil a través de Bolivia y tiene contratos autorizados por 10,5 MMm3/d, con solicitudes que podrían elevar ese volumen a 15 millones.
Para Brasil, importar gas desde Vaca Muerta significa reducir su dependencia del GNL importado —más caro y con mayores costos logísticos— y garantizar un abastecimiento competitivo para su industria y su sistema eléctrico.
Para Argentina, representa un mercado de gran escala y geográficamente cercano, ideal para monetizar su abundancia de shale gas y justificar inversiones multimillonarias en gasoductos y plantas de GNL.