Según el estudio de una reconocida consultora minera internacional, los emprendimientos podrían producir en conjunto unas 955.000 toneladas entre 2026 y 2040. También destacaron que con el RIGI la inversión minera en el país es fiscalmente más atractiva que en Chile y Perú.
Argentina podría sumar más de 47.000 millones de dólares en ingresos entre 2026 y 2040 gracias a cinco grandes proyectos de cobre que se encuentran en distintas etapas de desarrollo, según estimaciones de la reconocida consultora minera internacional CRU.
Los proyectos incluidos en el estudio son El Pachón y MARA (Minera Agua Rica-Alumbrera), de Glencore en San Juan y Catamarca, respectivamente; Los Azules, de McEwen; Josemaría, de Lundin Mining y BHP; ambos en la misma provincia cuyana, y Taca Taca, de First Quantum Minerals en Salta.
En conjunto, según estima la consultora, podrían alcanzar una producción de aproximadamente 955.000 toneladas de cobre en el país durante ese período.
El informe da cuenta de que en Chile la carga impositiva aumentó del 37% al 45% y en Perú es del 42%, mientras que con el RIGI, en la Argentina bajó del 47% al 38%.
Cuatro de estos proyectos contemplan la producción de concentrado de cobre, mientras que Los Azules, en el que participa la automotriz global Stellantis, producirá cátodos de cobre.
“Estos proyectos podrían empezar a producir dentro de la próxima década e impactar positivamente la economía argentina con un promedio de ingresos anuales por cerca de U$S 4.000 millones entre 2031 y 2040, basado en la metodología de flujo de caja del país anfitrión”, señala el informe.
CRU, consultora con sede en Londres y fundada en 1969, basa sus cálculos en la aplicación del Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI), impulsado por el Gobierno y aprobado por el Congreso en 2024.
Según el estudio, este régimen reduciría la carga impositiva promedio sobre las ganancias antes de intereses e impuestos de los cinco proyectos, bajándola del 47% al 38%.
Con el RIGI en vigencia, la inversión minera en Argentina se tornaría más competitiva en términos fiscales que en Chile y Perú. En el primer caso, la carga impositiva aumentó del 37% al 45%, mientras que en el segundo es del 42%.
Si bien Chile y Perú lideran la producción mundial de cobre, el informe destaca que en ambos países hay menos proyectos greenfield, es decir, desarrollos desde cero.
En Argentina, en cambio, cuatro de los cinco proyectos analizados son greenfield, mientras que solo uno es brownfield, es decir, una expansión o recuperación de un emprendimiento anterior.
Estabilidad económica, el factor clave
“El RIGI que impulsó el gobierno de Javier Milei podría impulsar la competitividad de esos proyectos”, señala el estudio.
Sin embargo, advierte que “ese potencial transformador depende de la estabilidad de largo plazo para atraer inversiones y construir las capacidades locales de grandes proyectos de cobre, un desafío tanto para el gobierno como para las compañías mineras”.

El informe proyecta que estos desarrollos podrían comenzar a producir hacia finales de la década, consolidando a la Argentina como un foco de interés para las inversiones en cobre.
En particular, destaca el atractivo del noroeste del país, una región con gran potencial para aprovechar la riqueza del sector.
Los plazos y etapas que anticipa el estudio
De los más de U$S 47.000 millones en ingresos proyectados, CRU estima que un 52% —aproximadamente 24.500 millones— correspondería a ingresos fiscales.
Estos provendrían principalmente del impuesto a las ganancias corporativas, que recauda el gobierno nacional y coparticipa con las provincias, así como de las regalías mineras, destinadas a los gobiernos provinciales.

Además de los impuestos, las mineras suelen contribuir a fideicomisos que financian proyectos locales, municipales o comunitarios, con el objetivo de obtener la llamada “licencia social”.
El estudio considera en su cálculo del “flujo de caja” no solo los ingresos fiscales, sino también el impacto económico de los gastos de capital y operativos que permanecen en las economías locales. Esto incluye empleos directos y la compra de bienes y servicios a proveedores nacionales.
Para su análisis, CRU asume que los cinco proyectos se beneficiarán del RIGI, lo que implica una tasa reducida del 25% en el impuesto a las ganancias corporativas (frente al 35% del régimen estándar) y una “estabilidad fiscal” de 30 años, garantizando que la alícuota no se modifique durante ese período.
Entre 2026 y 2028, el impacto económico provendría exclusivamente de la inversión en la etapa de construcción. A partir de 2029, se sumarían los ingresos fiscales —tanto nacionales como provinciales— y los generados por los gastos operativos de las empresas mineras.
Según el informe, 2033 y 2034 serían los años de mayor flujo de caja para la economía argentina, con ingresos anuales que superarían los USD 4.300 millones, impulsados casi en su totalidad por el pago de impuestos y los costos operativos del sector minero.