La sustentabilidad hace años llegó formalmente a las finanzas argentinas de la mano de los bonos verdes, pero es mucho más reciente que las empresas y los gobiernos están empezando a recurrir con mayor volumen de operaciones a este instrumento de financiamiento barato y con mucha liquidez, que se conoce en el mercado de capitales local como Bonos Sociales, Verdes y Sostenibles (SVS).
Los Bonos SVS respaldan proyectos sustentables y tienen la ventaja de contar con tasas de interés menores a las de las obligaciones negociables tradicionales, por lo cual están teniendo un auge en el sector privado e incipientemente en el público.
Pero si los objetivos enunciados en el lanzamiento del bono no se cumple en plazos pactados, hay una penalidad prevista en la tasa de interés a pagar. En otras palabras, se trata de instrumentos que pueden otorgar retornos similares a un instrumento de deuda común, pero la diferencia radica en que el uso de los recursos obtenidos será destinado exclusivamente a financiar o refinanciar actividades o proyectos sociales, verdes o sustentables.
De acuerdo a la reglamentación de este tipo de herramienta por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV), las categorías elegibles de proyectos verdes, incluyen energías renovables, eficiencia energética, prevención y control de la contaminación, gestión sostenible de los recursos naturales y el uso de la tierra, conservación de la biodiversidad terrestre y acuática, y transporte limpio.
También se incluyen los proyectos de gestión sostenible del agua y de las aguas residuales, adaptación al cambio climático, reciclaje, reutilización y otra gestión de residuos, procesos industriales y de uso intensivo de energía con baja emisión de gases y edificios ecológicos bajo normas nacionales o internacionales.
Los Bonos SVS respaldan proyectos sustentables y tienen la ventaja de contar con tasas de interés menores a las de las obligaciones negociables tradicionales, por lo cual están teniendo un auge en el sector privado e incipientemente en el público.
La CNV fija los lineamientos, pero el emisor se compromete ante el mercado a alcanzar metas en términos de lo que él entienda que es el objetivo de la emisión. Ahí interviene una certificadora ambiental que es la que va a medir el KPI (Key Perfomance Indicator o Indicador Clave de Rendimiento), el umbral que se busca alcanzar y sobre ese juicio de valor que hace esta certificadora se determina la tasa del bono.
Las empresas y provincias que usan bonos verdes
Si bien en julio de 2007, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) lanzó por primera vez una emisión de bonos verdes, en la Argentina debió pasar más de una década para su implementación, y de acuerdo a Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA) la primera emisión local se dio el 1 de diciembre de 2019 por parte de la empresa Plaza Logística, que recogió US$ 37 millones a un plazo de 36 meses.
Desde entonces, las emisiones verdes fueron en ascenso, con 7 casos en 2020, 17 en 2021, 22 en 2022 y otros 16 en lo que va de 2023, con lo que se completa un total de 63 bonos.
De ese total, sin dudas el que mayor provecho sacó de ese tipo de financiamiento fue la empresa generadora de energía renovable Genneia, que a mediados de este mes acaba de colocar su 11° Obligación Negociable (ON) Verde por un monto equivalente a US$ 15 millones, habiendo recibido ofertas por más de US$ 89 millones.
Con esta acción, la empresa lidera el mercado argentino de bonos SVS, con emisiones por unos US$ 700 millones, que le permiten contar con 14 proyectos (operativos y en construcción) financiados con bonos verdes que contribuyen al abastecimiento de energía eléctrica limpia a 942.000 hogares y 1,96 millones de toneladas de CO2 evitadas al año.
Otras empresas del mercado argentino que apelaron con éxito a esta operatoria son YPF Luz, Pampa Energía, 360 Energy, Luz de Tres Picos, Citrusvil, Energías Renovables Las Lomas o Termoeléctrica, entre otras.
Pero también el sector público ya explora este tipo de financiamiento, tal como lo hicieron el Gobierno nacional este mismo noviembre, la provincia de La Rioja, o la Municipalidad de Godoy Cruz por citar ejemplos de los tres niveles de gobernanza.
Así, la Argentina logró posicionarse durante los últimos años como un mercado prometedor en la región dado el potencial de proyectos de estas características que podrían desarrollarse.
Los bonos verdes son buscados por aquellos que quieren que sus inversiones impacten en proyectos que puedan elegir vinculados al cuidado del medioambiente y la sustentabilidad de las acciones públicas o privadas. Una corriente global que le da mucha liquidez a este mercado.