La entidad cierra un convenio con la OIEA para financiar proyectos. La decisión apunta a ampliar el abanico de tecnologías limpias disponibles, apoyar la transición energética y evitar cuellos de botella en la carrera hacia las emisiones cero. Y marca un cambio en la política energética global.
La energía nuclear volvió al centro de la escena global. A medida que se consolidan los objetivos de descarbonización y la demanda energética no deja de crecer, cada vez más países redescubren el valor estratégico del átomo. No sólo se multiplican los proyectos de nuevas plantas, sino que también cobran protagonismo los reactores de IV Generación y los pequeños reactores modulares (SMR), que apuntan a liderar la expansión del sector en las próximas décadas.
En este contexto de renovado impulso, este jueves marcará un hito: el Banco Mundial firma un acuerdo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para volver a financiar proyectos nucleares.
Hoy existen 440 reactores nucleares operativos en 31 países, y al menos 70 más en construcción.
Se trata de un paso histórico para la institución con sede en Washington, que no financiaba centrales desde 1959. De hecho, desde su fundación, poco antes del desenlace de la Segunda Guerra Mundial, el banco únicamente ha financiado un proyecto nuclear en el sur de Italia.
El acuerdo será rubricado por Ajay Banga, presidente del Banco Mundial, y Rafael Mariano Grossi, director general del OIEA.
Según anunciaron, este nuevo entendimiento sentará las bases para una cooperación destinada a promover el desarrollo seguro y responsable de la energía nuclear en el mundo.
“Apoyaremos los esfuerzos para prolongar la vida útil de los reactores existentes en los países que ya los tienen y contribuiremos a la modernización de la red eléctrica y la infraestructura relacionada”, señaló Banga.
“También trabajaremos para impulsar el potencial de los pequeños reactores modulares (SMR), para que con el tiempo se conviertan en una opción viable para más países”, agregó.
Cambio de rumbo en la política energética global
El giro no es casual. Banga remarcó que la demanda eléctrica en países en desarrollo se va a multiplicar de acá a 2035.
Para estar a la altura de ese crecimiento, la inversión anual en generación, redes y almacenamiento debería más que duplicarse: pasar de los actuales 280.000 millones de dólares a unos 630.000 millones.
“El objetivo es ayudar a los países a suministrar la energía que su población necesita, dándoles al mismo tiempo la flexibilidad necesaria para elegir el camino que mejor se adapte a sus ambiciones de desarrollo”, explicó.
Aclaró además que el Banco Mundial continuará financiando proyectos de cierre o reconversión de plantas de carbón.

El regreso a la energía nuclear es parte de una visión más ambiciosa: ampliar el abanico de tecnologías limpias disponibles, apoyar la transición energética y evitar cuellos de botella en la carrera hacia las emisiones netas cero.
El contexto global empuja
Durante la COP28, más de 30 países firmaron un compromiso para triplicar la capacidad instalada de energía nuclear en el mundo. Ya en ese documento se reclamaba el involucramiento activo de instituciones como el Banco Mundial para que ese objetivo pudiera concretarse.
Hoy existen 440 reactores nucleares operativos en 31 países, y al menos 70 más en construcción.
Según el OIEA, unos 30 países adicionales están considerando o iniciando sus primeros proyectos, y dos tercios de ellos son países en desarrollo, donde el acceso al financiamiento es una de las principales barreras.
El rol clave de la energía nuclear en la transición
La energía nuclear ofrece ventajas estratégicas difíciles de reemplazar. Su capacidad de generación continua la convierte en un complemento ideal para fuentes renovables intermitentes como la solar y la eólica.
En un sistema eléctrico con alta penetración renovable, los reactores pueden asegurar el respaldo firme y estable que requiere la red en momentos de baja producción.
Pero su aporte no se limita a la electricidad. El calor que generan también puede aprovecharse para descarbonizar industrias que requieren altas temperaturas, como la producción de hidrógeno —el llamado hidrógeno rosa— o la desalinización de agua.
Para muchos países, alcanzar los objetivos de neutralidad en emisiones sin recurrir a la energía nuclear sería no solo más difícil, sino también mucho más caro. Implicaría expandir aún más las renovables e incorporar sistemas de almacenamiento a gran escala que hoy siguen siendo costosos.
En términos de generación nuclear, los países que lideraron el ranking entre 2023 y 2024 fueron Estados Unidos, Francia, China, Rusia, Corea del Sur, Canadá, Ucrania, Reino Unido, Japón e India.