Noviembre registró un saldo favorable de 500 millones de dólares. Entre enero y ese mes, las exportaciones de combustibles y energía crecieron un 19,9%. Crecen las expectativas del sector de cara a 2025.
Argentina logró un superávit en la balanza energética de 514 millones de dólares durante noviembre, consolidando un saldo acumulado de 4.806 millones en los primeros once meses del año, con lo cual se proyecta que 2024 cerrará con un saldo favorable superior a los 5.000 millones.
Este resultado responde al crecimiento sostenido de las exportaciones y a una notable reducción de las importaciones de combustibles, un cambio estructural que el país no experimentaba desde hace más de una década.
Por primera vez en 14 años, la balanza energética argentina logró un superávit consistente, avance atribuido al impulso de las exportaciones de petróleo crudo y a la reducción de importaciones de gas natural y combustibles líquidos.
Entre enero y noviembre, las exportaciones de combustibles y energía alcanzaron los 8.626 millones de dólares, lo que representa un incremento del 19,9% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este rubro aportó un 6,7% del total de las exportaciones argentinas, con Chile como principal destino, que concentró 2.430 millones de dólares en compras, un aumento del 64,7% interanual.
Las importaciones de combustibles y lubricantes, por su parte, mostraron una contracción significativa del 49,8% en términos interanuales, totalizando 3.820 millones de dólares. Esta reducción fue impulsada por caídas marcadas del 62,5% en gas natural licuado y del 52% en gasoil, reflejando un cambio en la dinámica de suministro energético del país.
En noviembre, las exportaciones energéticas totalizaron 641 millones de dólares, destacándose los 285 millones provenientes de la venta de aceites de petróleo. Mientras tanto, las importaciones cayeron a 128 millones de dólares, un desplome del 67,6% frente al mismo mes del año pasado.
Por primera vez en 14 años, la balanza energética argentina logró un superávit consistente, un avance atribuido al impulso de las exportaciones de petróleo crudo y a la reducción de importaciones de gas natural y combustibles líquidos. Este giro positivo se relaciona con las políticas que facilitaron la expansión de la producción no convencional en el país.
El impulso de los hidrocarburos y la balanza energética
Entre 2011 y 2022, la balanza comercial energética acumuló un déficit de más de 35.000 millones de dólares. Sin embargo, la producción de shale oil y shale gas ha transformado este panorama. Durante los primeros diez meses de 2024, la producción de shale oil promedió 379 mil barriles diarios, un 27% más que el año anterior, mientras que el shale gas alcanzó los 71 millones de metros cúbicos diarios, un aumento del 22%.
La producción no convencional no solo permitió compensar la declinación de los yacimientos convencionales, sino que también amplió los saldos exportables y disminuyó significativamente las importaciones. Como resultado, la balanza comercial energética acumuló un superávit de 4.302 millones de dólares en los primeros diez meses del año, el más alto en más de una década.
Este desempeño se explica en parte por el crecimiento de las ventas de petróleo al exterior, que promediaron 183 mil barriles diarios, un volumen no alcanzado desde 2004. Además, la ampliación de la capacidad de transporte de gas natural desde la cuenca Neuquina fue clave para reducir las importaciones y aprovechar mejor los recursos internos.
Los montos acumulados hasta noviembre proyectan un cierre de 2024 con un saldo positivo superior a los 5.400 millones de dólares, rompiendo la tendencia histórica.
Este cambio no solo fortalece el equilibrio fiscal, sino que también mitiga la restricción externa que ha condicionado la economía argentina por décadas.
Si los precios internacionales de los hidrocarburos se mantienen estables en 2025, las exportaciones podrían derivar en un superávit de 7.500 millones de dólares, marcando un nuevo récord en la balanza comercial energética.