Técnicos franceses presentaron un video del prototipo, que tiene dormi para los pilotos, baño y cocina. Podría convertirse en el primero en completar un giro a la línea del ecuador con combustible limpio. .
Un equipo de Les Sables-d’Olonne, en Francia, liderado por el explorador suizo Bertrand Piccard, está en plena construcción de un avión revolucionario propulsado por hidrógeno verde.
Este innovador aparato, bautizado como Climate Impulse, está diseñado para lograr un hito extraordinario: dar la vuelta al mundo sin escalas y a la altura del ecuador en tan sólo nueve días.
Con un vuelo inaugural previsto para 2028, el Climate Impulse se perfila como uno de los primeros aviones en dar un giro al planeta utilizando únicamente energía limpia. Aunque los ensayos de vuelo están programados para comenzar en 2026, la expectación ya es palpable.
En su interior, el Climate Impulse está equipado con una cabina que dispone de dos asientos, uno para cada piloto, además de una pequeña cama para turnos de descanso, una cocina y un baño.
Bertrand Piccard, conocido por sus hazañas pioneras, como su vuelta al mundo en globo y el vuelo con el avión solar Solar Impulse, está nuevamente en el centro de la atención.
El objetivo de este ambicioso proyecto es demostrar de manera contundente que el hidrógeno verde es una fuente de combustible sostenible y viable para la aviación del futuro.
«Mucha gente dice que no se puede descarbonizar la aviación. Climate Impulse, ese es mi llamado contra el derrotismo, contra el escepticismo, contra toda la gente que dice que no hay soluciones», afirmó Piccard en una entrevista reciente, dejando claro su firme compromiso con la innovación y el cambio.
El Climate Impulse no solo destaca por su misión, sino también por su diseño único, que se aparta de las formas tradicionales de los aviones convencionales.
«Este avión se construirá básicamente en torno a los depósitos de hidrógeno», subrayó Piccard, poniendo en evidencia la singularidad del proyecto.
El diseño distintivo del avión incluye una cápsula central compacta para los pilotos, flanqueada por dos grandes depósitos de hidrógeno líquido. Estos componentes están unidos por un ala única y delgada. Cada tanque cuenta con una hélice en la parte frontal y una cola que asegura la propulsión y la estabilidad.
En su interior, el Climate Impulse está equipado con una cabina que dispone de dos asientos, uno para cada piloto, además de una pequeña cama para turnos de descanso, una cocina y un baño.
Debido a su diseño y funciones, la aeronave volará a una altura máxima de 3.000 metros, lo que añade otro desafío a este ya impresionante proyecto.
Retos técnicos en la construcción
No obstante, el desafío más grande que enfrenta el equipo es mantener el hidrógeno líquido a una temperatura extremadamente baja durante los nueve días de vuelo. Este reto es crucial para el éxito del Climate Impulse.
«El mayor reto tecnológico consiste en construir un avión en torno a dos depósitos de hidrógeno líquido mantenido a -253°C, alimentando los motores eléctricos mediante pilas de combustible», explica Raphaël Dinelli, quien está a cargo del diseño y la construcción de la aeronave.
Para lograrlo, el equipo ha estado desarrollando depósitos térmicos «revolucionarios» que puedan mantener el estado del combustible a lo largo de todo el vuelo.
Tras extensas deliberaciones, el equipo llegó a la conclusión de que el hidrógeno verde era la mejor solución para impulsar el avión.
A diferencia del hidrógeno gris, que se produce a partir de combustibles fósiles y contribuye con más del 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono, el hidrógeno verde se genera utilizando fuentes de energía renovables, lo que lo convierte en una forma limpia y sostenible de energía.
En el caso del Climate Impulse, el hidrógeno verde que alimentará los motores eléctricos se obtendrá mediante un proceso llamado electrólisis del agua, que separa el agua en hidrógeno y oxígeno.
Este enfoque no solo refuerza el compromiso del proyecto con la sostenibilidad, sino que también subraya la viabilidad del hidrógeno verde como combustible para la aviación del futuro
Las metas de un experimentador
En 1999, Bertrand Piccard se convirtió en la primera persona en dar la vuelta al mundo sin escalas en un globo aerostático. Años más tarde, entre 2015 y 2016, lo hizo de nuevo, pero esta vez a bordo de un avión impulsado por energía solar, completando el viaje con 16 escalas.
Piccard, además de ser un explorador destacado, es psiquiatra, activista ambiental y un ferviente defensor de las energías renovables.
En 2016, fundó la Solar Impulse Foundation con el objetivo de identificar soluciones sostenibles y promover su implementación en diversas áreas, desde la energía hasta la movilidad, con el fin de enfrentar los desafíos ambientales actuales.
“Si conseguimos volar alrededor del mundo sin parar en ningún sitio con cero emisiones, vamos a ser los primeros en hacer algo que nunca se hizo”, concluyó Piccard, subrayando la importancia del optimismo en sus ambiciosos proyectos.