Las tareas concluyeron la semana pasada y tras el procedimiento de puesta en marcha, este martes volvió a aportar energía eléctrica al Sistema Interconectado Nacional. El video de los trabajos en la central nuclear.
Un equipo multidisciplinario de la empresa Nucleoeléctrica Argentina logró en 10 meses algo que, en los papeles, iba a demorar cuatro años: reparar el reactor de Atucha II y volver a poner en servicio a la central nuclear, que este martes volvió a inyectar energía en el Sistema Interconectado Nacional de electricidad,
La parte más compleja de la tarea, que requirió el diseño de una estrategia de intervención que incluyó la operación a distancia por telemetría y desafió desde el minuto uno a los ingenieros, había concluido en julio y la semana pasada, terminaron con las mejoras finales.
En las últimas horas, finalmente, se cumplieron los procedimientos habituales para poner en marcha una central nuclear. La novedad fue comunicada por la secretaria de Energía, Flavia Royón, desde su cuenta de Twitter.
“Atucha II volvió a entregar energía al Sistema Argentino de Interconexión tras haber sufrido un desperfecto en octubre del 2022”, escribió la funcionaria, quien felicitó a “los trabajadores y trabajadoras” de Nucleoeléctrica.
Royón informó que la solución implementada por los técnicos argentinos “consistió en realizar la reparación de forma remota, a través de los orificios para carga y descarga de combustible del reactor, sin la necesidad de desarmarlo”.
El diseño de este procedimiento fue esencial para acelerar los tiempos de recuperación de la central.
La titular de Energía destacó que “un equipo multidisciplinario de la empresa realizó esta tarea sin precedentes en el mundo, utilizando las herramientas y los procedimientos de ingeniería diseñados y fabricados por la empresa junto a proveedores locales”. Y acompañó su posteo con un video institucional que muestra distintos momentos de las reparaciones en Atucha II.
Atucha II y un desafío de ingeniería
Durante las inspecciones de rutina realizadas en octubre del 2022 en Atucha II, personal de la empresa detectó que uno de los cuatro separadores internos del reactor se había desprendido y desplazado de su lugar de diseño, situación que requirió una intervención directa para su reparación.
Luego de detectar el inconveniente, se creó un equipo interdisciplinario con personal de la empresa, y mediante estudios mecánicos, hidráulicos y el análisis documental, se realizó un diagnóstico de la situación.
“Debido al corto plazo de reparación, el ahorro del costo de energía no suministrada entre una alternativa y otra supera los USD 1.000 millones”
Flavia Royón, secretaria de Energía
Como resultado de este proceso, se decidió realizar la extracción del separador y se comenzó a trabajar en el uso de métodos de ingeniería de última generación para la implementación de herramientas robóticas y tecnológicas que permitieran optimizar los tiempos de reparación.
Dado que la pieza desprendida se encontraba a 14 metros de profundidad dentro del reactor, fue necesario el diseño de herramientas que se adaptaran a estas condiciones, una tarea innovadora realizada con éxito por equipos profesionales nacionales, que permitieron así una solución eficiente para el problema y a menores costos.
En julio, Nucleoeléctrica informó que concluyeron «las tareas de corte y extracción del separador desprendido a 14 metros de profundidad dentro del reactor» y que de esa manera «se resolvió el desperfecto mecánico detectado en la instalación y se dio por finalizada la etapa más desafiante de la reparación».
Cumplido ese paso crucial, quedaban por realizar puntos de soldadura en los restantes separadores, que permanecieron en sus lugares de diseño.
Esa tarea se completó el 11 de agosto pasado y posteriormente fue revisada y aprobada por la Autoridad Regulatoria Nuclear, lo cual dio paso a la puesta en marcha que concluyó este martes.
“El trabajo se realizó en 10 meses en lugar de 4 años, el costo de la reparación fue 20 veces menor al de la solución original”, celebró Royón. Y agregó: “Debido al corto plazo de reparación, el ahorro del costo de energía no suministrada entre una alternativa y otra supera los USD 1.000 millones”.
El reactor ofrece una potencia de 745 Mw y, como las otras dos centrales con que cuenta el país, que son Embalse y Atucha I, utiliza uranio natural como combustible y agua pesada como moderador y refrigerante.
Comenzó a suministrar energía el 27 de junio de 2014, luego de que en 2006 se retomara la construcción que se había paralizado en 1994 por cuestiones presupuestarias.
Tras su puesta en marcha, Nucleoeléctrica podrá avanzar con la detención programada de Atucha I, en septiembre, y de Embalse, en marzo, para tareas de mantenimiento que no pudieron realizarse por la salida de servicio del reactor dañado.
