Las obras para extender la vida útil de Atucha I comenzarán este año y se extenderán por 30 meses. Además permitirán elevar la potencia nuclear instalada a 370 MW.
La construcción de Atucha I «fue un hito desde el punto de vista tecnológico», destacó el director presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA), Fernando Monserrat, en el marco de los 50 años que cumple este sábado la primera central nuclear de América Latina, «pionera del orgullo del desarrollo industrial argentino», que actualmente se prepara para operar otros 25 años, gracias al Proyecto de Extensión de Vida.
«Fue la primera central nuclear que se construyó en Latinoamérica, lo cual fue un hito muy importante también desde el punto de vista tecnológico e industrial, un salto muy relevante», subrayó a Télam el también gerente general operativo de la empresa de capital estatal.
El 13 de enero de 1974, el reactor nuclear Atucha I logró su primera reacción en cadena controlada.
Nucleoeléctrica Argentina, la firma que gestiona Atucha I, Atucha II y Embalse, se encuentra ejecutando desde 2008 el Proyecto de Extensión de Vida de Atucha I con el objetivo de lograr «unos 20 o 25 años más de operación» sin ningún problema de «disponibilidad y seguridad».
El 13 de enero de 1974, el reactor nuclear Atucha I logró su primera reacción en cadena controlada.
«Hoy, a una central nuclear nueva se le dan 60, 70, 80 años de vida de operación. En aquel momento cuando se construyó Atucha se le daba una vida más acotada», explicó Monserrat.
En octubre de 2023, la empresa entregó al ministerio de Ambiente bonaerense un estudio de impacto ambiental para el proyecto de extensión de la vida útil de Atucha I, cuyo reacondicionamiento tendrá una duración de 30 meses a desarrollarse entre 2024 y 2026.
Atucha I genera una potencia eléctrica bruta de 362 megavatios eléctricos y emplea como combustible mezcla de uranio natural (0,72%) y uranio levemente enriquecido al 0,85%.
Extensión de vida de Atucha I
Monserrat señaló además que «una parte relevante de la extensión de vida» prevista en el proyecto iniciado hace más de 15 años se realizará este año.
«Lo que estamos haciendo, por ejemplo, es modernizar el sistema que regula el reactor nuclear, su sala de control y estamos mejorando la turbina para tener mayor eficiencia en la operación, todo con los estándares a nivel de hoy», precisó.
Además, se encuentra en proceso «el cambio de cables y mucho equipamiento como bombas o válvulas».
En abril del año pasado Nucleoeléctrica Argentina recibió ofertas por 93 millones de dólares (un 16% más de las expectativas para este tramo) al licitar el segundo tramo del Fideicomiso Financiero Solidario de Infraestructura Pública NASA IV, destinado a la obtención de fondos para las obras de extensión de vida de Atucha I y la construcción del segundo almacenamiento en seco de elementos combustibles gastados del Sitio Atucha.
La ejecución de estos proyectos permitirá mantener la participación nuclear en la matriz energética argentina y asegurará la generación de energía limpia y confiable para un millón de personas por los próximos 20 años.
Asimismo, se prevé que las obras de prolongación de la vida útil de Atucha I impliquen la parada de la central por 30 meses al tiempo que impulsarán la creación de nuevos puestos de trabajo, ya que se espera que genere unos 2.000 empleos directos, necesarios para llevar a cabo las tareas previstas entre este año y 2027 y otros 1.000 empleos indirectos.
Nucleoeléctrica Argentina señaló además que las obras también brindarán oportunidades para el desarrollo de proveedores nacionales e incrementarán las capacidades tecnológicas e industriales del país con la potencialidad de ser exportables en un futuro cercano.
Este proyecto permitirá además mantener la potencia nuclear instalada, incluso aumentándola de 362 MW a 370 MW.
Por otra parte, los proyectos contribuirán a alcanzar el objetivo ambiental de descarbonización de la atmósfera, dado que las centrales nucleares permiten generar grandes cantidades de energía de manera continua y sin emisiones de gases de efecto invernadero en su proceso productivo.
Por esta razón, la empresa destacó que el aporte de la energía nuclear resulta clave tanto en la lucha contra el cambio climático como en el camino hacia la transición energética: a modo de ejemplo, la generación neta de las centrales nucleares argentinas durante los años 2021 y 2022 permitió el ahorro de más de diez millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).