La industria energética atraviesa en estos tiempos un cambio de paradigma importante que llevará al país de una etapa de pensar en un modelo de autoabastecimiento a otro más ambicioso que lo convierta en un exportador importante de gas y petróleo.

En esa transición se inscriben algunas obras emblemáticas de infraestructura de hidrocarburos que permitan poner en valor los muy abundantes recursos de Vaca Muerta, como lo son las obras de reversión del Gasoducto del Norte que está en su etapa final de desarrollo, y que su nueva fecha de entrega está prevista para comienzos de diciembre.

El avance de los trabajos ya permitió alcanzar un hito histórico con el fin de las importaciones de gas desde Bolivia, algo que se registra en los reportes diarios del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) en las últimas dos semanas de septiembre, lo que puso fin anticipado a un acuerdo binacional que había entrado en vigencia en enero de 2007.

El contrato con Argentina firmado por los expresidentes Néstor Kirchner y Evo Morales originalmente se extendía hasta diciembre de 2025, pero el declino pronunciado de la producción de gas en el vecino país motivó en la última década a una sucesión de adendas para revisar siempre a la baja los volúmenes comprometidos.

Ese día simbólico de fin de las importaciones se cumplió el 17 de septiembre con la importación de apenas 0,5 MMm3/día, a partir de lo cual se comenzó a registrar de manera simultánea la importación de gas regasificado desde Chile, por un volumen de hasta 1,5 MMm3/, a la par de volúmenes adicionales de gas del buque instalado en Escobar.

La creciente producción de las áreas gasíferas de Vaca Muerta y la coyuntura de los yacimientos de Bolivia explicaron la necesidad de cambiar el sentido del flujo de un gasoducto de más de 1.450 kilómetros, que se extiende desde la frontera con Bolivia hasta el sur de la provincia de Santa Fe, donde se desarrolla un nuevo nodo gasífero.

Las obras que llevaron adelante las empresas Techint, Sacde y BTU para la construcción de ductos y de Esuco para la reversión de cuatro plantas compresoras claves, permitirá en pocas semanas llevar el gas de Vaca Muerta a las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.

Gasoducto, Paraguay, Vaca Muerta, Brasil
Las obras de la reversión debían estar listas para el invierno pero se demoraron en el cambio de gobierno.

Este insumo permitirá garantizar el abastecimiento para generación de energía eléctrica, abastecimiento de hogares, industrias y el desarrollo a escala de nuevas actividades como la minería de litio, además de exportar gas a países de la región.

El gas de Vaca Muerta a Chile y Brasil, con el gasoducto del Norte

Pero, además, la finalización de los trabajos abrirá las puertas a una nueva etapa, ya que es el camino más rápido que la industria puede encontrar en la actualidad para cumplir el anhelo exportador de shale gas hacia la demanda industrial del sur de Brasil, la que también sufre las consecuencias del declino productivo de Bolivia, su histórico proveedor.

La obra en su conjunto demandará poco más de u$s 700 millones, de los cuales u$s 540 millones fueron aportador por el Banco de Desarrollo de América Latina – CAF. La ejecución fue realizada para Energía Argentina SA, bajo la modalidad de contrato EPC (ingeniería, suministros y construcción), un formato similar al que las mismas empresas realizaron en el tramo 1 del gasoducto Néstor Kirchner, hace dos años.

El proyecto original consta de tres etapas diferentes y simultáneas. La primera de ellas es el tendido de 123 kilómetros Gasoducto de Integración Federal, entre Tío Pujio y La Carlota, en la provincia de Córdoba.

La segunda es un tramo de 22 kilómetros de ese mismo ducto y el loop o ampliación de 62 kilómetros del Gasoducto Norte, y la última para la reversión del sentido de inyección de gas en cuatro de las 12 plantas compresoras de Ferreyra y Deán Funes, en Córdoba; Lavalle en Santiago del Estero, y Lumbreras en Salta.

El ducto que cruza el norte del país tiene una capacidad de transporte de unos 20 millones de m3 diarios,  de los cuales gran parte del flujo será para responder a la demanda local y dejará un saldo exportable no mayor a 5 millones de m3 diarios en los meses de menor demanda.

Esto anticipa la necesidad de nuevas obras de ampliación de ductos e incremento de potencia en las plantas para al menos duplicar ese volumen y, además, sostenerlo durante todo el año para lograr contratos en firme de exportación con los usuarios industriales del sur brasileño.

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Las áreas gasiferas de Vaca Muerta tendrán un nuevo salto de producción para abastecer el norte

A la vez, se abre la disponibilidad de concretar nuevas exportaciones de gas a Chile a través del Gasoducto NorAndino, que fue construido en 1997 para la venta de gas al vecino país, pero que en la actualidad se utiliza para importar transitoriamente gas regasificado proveniente de la planta licuefacción de Mejillones en el norte del país trasandino.

Aquel ducto que atraviesa la Cordillera a través de la Puna jujeña permitirá exportaciones de gas argentino por hasta 4 MMm3 diarios.

Pero el camino a Brasil aprovechará la infraestructura disponible a través del gasoducto de Integración Juana Azurduy, un ducto de 52 kilómetros de extensión que vincula al Gasoducto Norte con el yacimiento en Bolivia de Campo Grande. Desde ahí se podría utilizar la red existente en el vecino país para transportar el gas hasta Brasil.

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