Brasil también dejó en evidencia su interés por el fluido producido en la formación neuquina para abastecer sus industrias en el sur del país, ante el declino de la producción boliviana.
En medio del fuerte declive de la producción de gas de Bolivia, los países del cono sur están encontrando en la Argentina, y en la creciente producción de Vaca Muerta en particular, la fuente para hacerse con el fluido necesario para sus industrias y hogares.
El presidente Alberto Fernández viajará a Chile el 11 de septiembre y, en ese marco, le garantizará a su par Gabriel Boric la provisión de gas con volúmenes ininterrumpibles hasta el 31 de diciembre de 2024.
Se trata de un convenio en el que venían trabajando en conjunto la Cancillería y el Ministerio de Economía de ambas naciones. Dará previsibilidad al país vecino en materia energética y en el plano local promoverá las ventas en uno de los sectores apuntados para incrementar las exportaciones en los próximos años.
Argentina adelantó en seis meses el fin del contrato para importar gas desde Bolivia mientras apura la segunda etapa del GPNK y la reversión del Gasoducto del Norte.
Ante el declino de la producción en Bolivia, el presidente de Energía Argentina S.A. (Enarsa), Agustín Gerez, confirmó días atrás que se adelantará el fin del contrato para importar gas desde ese país.
El objetivo de las negociaciones que establecieron con YPFB es tener garantizado el suministro desde Bolivia “en los primeros 5 meses del año que viene, con el compromiso nuestro de tener la reversión lista en mayo de 2024 y algo de tiempo más por las dudas de que pueda aparecer algún imprevisto”, explicó Gerez.
Y señaló que el contrato se mantendrá hasta junio del año que viene, lo que implica un nuevo recorte de 6 meses en el plazo.
Además, detalló que “hoy por hoy estamos en un escenario en el que YPFB nos ha notificado que quiere firmar un contrato interrumpible. Esto significa: te mando gas si tengo gas y si no tengo no te mando, y eso pone en riesgo todo el abastecimiento del norte argentino”.
Esa situación no solo marcó la premura con la que deberá realizarse la reversión del Gasoducto del Norte para permitir reemplazar con producción de Vaca Muerta el gas que no llegará de Bolivia. También traza los límites de la negociación que se encara para el último semestre que tendrá el contrato por 20 años firmado en 2006.
Puntualmente, desde Enarsa se busca que YPFB entregue en forma firme un piso de entre 4 y 6 millones de metros cúbicos por día, que permitan garantizar la demanda de las provincias del norte.
Interés brasileño por el gas de Vaca Muerta
El avance de la segunda etapa del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) y la reversión del Gasoducto del Norte interesan particularmente a Brasil.
Se trata de obras clave que permitirán no sólo llevar gas de Vaca Muerta al norte de la Argentina sino también exportar a Brasil.
El gigante latinoamericano sigue de cerca la evolución de las producciones de gas en Bolivia y la Argentina. Mientras la caída del volumen de gas boliviano es cada vez más pronunciada, las proyecciones que arroja Vaca Muerta aumentan de manera exponencial. Y esto cambia de manera radical la ecucación.
Es que en Brasil ven en Vaca Muerta y en la infraestructura de transporte ociosa de Bolivia una oportunidad para seguir abasteciéndose de gas a precios competitivos en el sur del país, una importante zona industrial.
La idea es que el ducto boliviano que trae gas a Argentina desde 1971, modifique su dirección para que el gas de Vaca Muerta llegue hasta Santa Cruz de la Sierra, y allí se conecte con el ducto que desde principios de este siglo lleva gas desde Bolivia a Brasil por Puerto Suárez, la frontera sur con ese país.
Bolivia debe definir ahora si alquila sus ductos para exportaciones de Vaca Muerta o, en cambio, compra el gas argentino y para luego revenderlo a Brasil.