El rubro atraviesa en la Argentina un proceso de transformación acelerada, impulsado por la irrupción de plataformas electrónicas que amplían su campo de acción más allá de la entrega de comida o la movilidad.

Compañías como PedidosYa, Rappi y Cabify Logistics ampliaron su portafolio en los últimos dos años para incorporar el segmento de la paquetería y el despacho urbano de última milla. Un área de fuerte crecimiento a partir del auge del comercio electrónico y los hábitos de consumo ya consolidados desde la pandemia a esta parte.

Estas plataformas aprovecharon su ya probada estructura tecnológica y base de usuarios para ofrecer servicios de envío con el foco puesto en la flexibilidad y velocidad.

Esta tendencia, visible en los principales centros urbanos del país, está redefiniendo las reglas del reparto y tensionando la frontera entre las empresas tecnológicas y los operadores clásicos de transporte.

Estos últimos tienen algunos cuestionamientos para el modelo “de plataforma” y su uso de personal “independiente”. 

Lo concreto es que el escenario cambió. La logística tradicional asentada en grandes centros de distribución con rutas planificadas y rígidas llevadas adelante con flotas propias, empieza a ceder terreno a las operaciones ágiles que proponen estos nuevos players.

Esta tendencia, visible en los principales centros urbanos del país, está redefiniendo las reglas del reparto y tensionando la frontera entre las empresas tecnológicas y los operadores clásicos de transporte.

Entregas extra rápidas, con riders autónomos y una extensa red de mini hubs, todo atravesado por el procesamiento de información a gran escala para adaptar los envíos a las nuevas exigencias de inmediatez y confianza.

Crecimiento en números

La expansión de estos actores hacia la logística de paquetería responde a una combinación de factores: el crecimiento del comercio electrónico, la presión por acortar los tiempos de entrega y la necesidad de captar nuevos nichos rentables en mercados saturados.

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La explosión del e-commerce presentó nuevos desafíos a los servicios de logística de última milla.

PedidosYa, por ejemplo, ya no se limita a los restaurantes, sino que ofrece un servicio de envíos para tiendas, farmacias o negocios minoristas que buscan alcanzar al consumidor sin intermediarios. Cabify, por su parte, lanzó en la Argentina su unidad de negocios “Cabify Logistics”, que utiliza la infraestructura de su aplicación para conectar empresas con repartidores o vehículos disponibles en tiempo real.

Durante 2024, el negocio de los envíos urbanos experimentó un crecimiento notable en la Argentina. Según cifras publicadas por medios especializados del sector, los PedidosYa Markets —la división de supermercados digitales y paquetería de la compañía— registraron un aumento interanual del 43% en unidades vendidas en 2024. Este crecimiento se sostuvo incluso en un contexto económico adverso.

La estrategia de PedidosYa para sostener ese ritmo se basó en la expansión de sus centros urbanos y en la incorporación de nuevos comercios a su servicio de envíos integrados. La compañía reforzó su presencia en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, con la apertura de más dark stores y la mejora de su red de distribución rápida.

A diferencia de la logística tradicional, que opera con rutas planificadas, flotas fijas y contratos de largo plazo, las plataformas digitales se apoyan en sistemas de predicción y optimización que ajustan su operación segundo a segundo

Este modelo híbrido, que combina microdepósitos urbanos con tecnología de asignación algorítmica, permitió absorber la mayor demanda de entregas en el día sin depender de una flota propia ni de estructuras logísticas pesadas.

Cabify también consolidó su participación en la logística de última milla a través de su unidad Cabify Logistics, que durante 2024 gestionó más de tres millones de envíos en la Argentina. La empresa proyecta cerrar 2025 con más de 5,5 millones de entregas, lo que implicaría casi duplicar el volumen de operaciones en apenas un año.

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Las plataformas de reparto ahora entregan también paquetes de comercios.

La compañía atribuye este desempeño a la automatización de su sistema de gestión de flotas y al uso de modelos predictivos que optimizan las rutas y reducen los tiempos de entrega en entornos urbanos densos.

Este tipo de soluciones, basadas en análisis de datos y aprendizaje automático, le permite competir directamente con operadores logísticos establecidos, ofreciendo costos más bajos y tiempos de respuesta más rápidos.

El contexto del comercio electrónico argentino también acompaña este crecimiento. Durante 2024, se registraron ocho órdenes de compra online por segundo en el país, según un informe del portal especializado Mercado.

Esa magnitud de operaciones, impulsada por las promociones digitales y la expansión del retail omnicanal, elevó la presión sobre los sistemas de distribución y generó oportunidades para nuevos jugadores en la última milla.

Un nuevo modelo para el ecosistema logístico actual

La principal característica de estos modelos es su funcionamiento basado en datos. A diferencia de la logística tradicional, que opera con rutas planificadas, flotas fijas y contratos de largo plazo, las plataformas digitales se apoyan en sistemas de predicción y optimización que ajustan su operación segundo a segundo.

“Hoy en día uno busca grandes empresas y se encuentra hubs gigantes, todos centralizados en un lugar o dos lugares, y nosotros estamos buscando lo contrario, descomprimir”, señaló al respecto Pablo Rutigliano, Head of Cabify Logistics en Argentina y Uruguay.

Los algoritmos procesan grandes volúmenes de información —demandas históricas, patrones horarios, condiciones climáticas, eventos o niveles de tráfico— para determinar dónde posicionar recursos y cómo asignar los pedidos de la forma más eficiente posible.

Las aplicaciones asignan pedidos, miden los tiempos de recogida y entrega, calculan rutas y evalúan el rendimiento de cada conductor o repartidor

De esa manera, cada entrega es el resultado de un cálculo automático que busca maximizar la productividad de la red. Estas cuestiones son especialmente aplicables a las entregas ultrarrápidas, rubro donde los nuevos jugadores oriundos de las plataformas tienen ventaja.

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De los grandes centros a los «mini hubs», el negocio de la última milla se reconfigura en el país.

En ese sentido, Rutigliano destacó lo siguiente: “Nosotros tenemos bien desarrollado lo que es “mini hubs” o micro hubs. A partir de ahí nosotros conectamos con nuestra última milla express. Somos muy fuertes en lo que son envíos rápidos de 10-15 minutos o menos de una hora. Y todo para adaptarnos a las exigencias que tiene el consumidor final que hoy en día quiere trazabilidad todo el tiempo, porque ahora con el celular puede ver dónde está el vehículo que está trayendo su paquete».

«Entonces nosotros estamos conectando lo que somos muy fuertes, que es el servicio express, con este sistema de mini hubs distribuidos por la ciudad para hacer un sistema eficiente. Bajas costos, bajas tiempo, sin dudas para nosotros es el futuro”.

En este esquema, el control no se ejerce a través de jerarquías físicas, sino mediante software. Las aplicaciones asignan pedidos, miden los tiempos de recogida y entrega, calculan rutas y evalúan el rendimiento de cada conductor o repartidor.

Este sistema de “gestión algorítmica” permite una coordinación masiva sin necesidad de infraestructura propia. El resultado es una logística extremadamente ágil, con capacidad de escalar o reducir su operación casi instantáneamente, de acuerdo con las fluctuaciones de la demanda.

Otra manera de abordar al usuario

Las empresas tradicionales del sector mantienen todavía un papel dominante en los envíos interurbanos o de gran volumen, pero enfrentan mayores rigideces en entornos urbanos. Sus estructuras se basan en flotas contratadas, centros de distribución centralizados y rutas planificadas con antelación, lo que reduce la capacidad de reacción ante cambios repentinos en la demanda.

Las nuevas plataformas, en cambio, funcionan como intermediarios digitales que conectan oferta y demanda en tiempo real, sin necesidad de mantener una flota propia ni contratos laborales estables. Esto les otorga una ventaja en lo que respecta a los costos, algo muy cuestionado dentro del sector logístico que reclama igualdad de condiciones.

Una diferencia central radica en la manera en que se captan los clientes. Las plataformas operan sobre la base de ecosistemas cerrados: no esperan que el usuario las busque, sino que lo retienen dentro de su aplicación mediante promociones, notificaciones personalizadas y servicios complementarios.

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Las nuevas experiencias de las plataformas de envío buscan competir con las grandes empresas logísticas.

En ese sentido, no solo entregan paquetes sino que administran el acceso al consumidor final. Esta integración vertical les permite ofrecer a los comercios herramientas de marketing, sistemas de pago, financiación y métricas sobre el comportamiento de los clientes, transformando la logística en un servicio de valor agregado.

El crecimiento del modelo responde también a un cambio en las expectativas del consumidor sobre la última milla. En las ciudades más densas, la demanda de entregas “same day” o incluso “same hour” se volvió un estándar.  Para satisfacerla, las plataformas implementaron microcentros de distribución o “dark stores” ubicados en zonas estratégicas.

Desde el punto de vista económico, el modelo es intensivo en tecnología y liviano en activos. Las plataformas reducen los costos fijos al delegar la inversión en vehículos, mantenimiento y combustible a los repartidores o conductores, que trabajan como independientes.

Esto les da flexibilidad para adaptarse a la estacionalidad o los picos de demanda, pero también genera controversias legales sobre las condiciones laborales y la cobertura de los trabajadores. En la Argentina, el debate sobre la figura del repartidor de plataforma continúa abierto, con reclamos sindicales y proyectos de regulación que buscan establecer un marco más claro.

Una estructura de costos totalmente distinta

Otro rasgo distintivo es la estructura de precios en la entrega de última milla. A diferencia de los contratos logísticos convencionales, que fijan tarifas por volumen o recorrido, las plataformas aplican esquemas dinámicos que varían según la hora, la distancia o la demanda del momento.

Este “surge pricing” permite equilibrar oferta y demanda, pero también genera volatilidad en los ingresos de los repartidores y en los costos para los clientes empresariales. Para muchos comercios pequeños, sin embargo, sigue siendo una alternativa más económica y veloz que los servicios postales tradicionales.

El modelo es intensivo en tecnología y liviano en activos. Las plataformas reducen los costos fijos al delegar la inversión en vehículos, mantenimiento y combustible a los repartidores o conductores, que trabajan como independientes

En términos tecnológicos, las innovaciones se concentran en la optimización de rutas y la integración de datos. Los sistemas de inteligencia artificial permiten predecir cuántos pedidos se generarán en una zona, reubicar preventivamente a los repartidores y agrupar envíos con trayectos similares para reducir el tránsito y el consumo de combustible.

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Las empresas tradicionales enfrenta una competencia nueva a su estructura de negocios.

En paralelo, las empresas experimentan con vehículos eléctricos, bicicletas de carga y soluciones de movilidad compartida para minimizar la huella ambiental y adaptarse a las restricciones de circulación en centros urbanos.

Mercado Libre es otro actor que contribuyó a acelerar esta transición. Su red de centros de distribución y los nuevos hubs urbanos en el conurbano bonaerense complementan el modelo de las plataformas, pero con una estrategia distinta: integrar toda la cadena bajo su propia marca, desde el almacenamiento hasta la entrega final.

Esta convergencia entre e-commerce y movilidad urbana está modificando la competencia, ya que el usuario final percibe menos diferencia entre un envío de una tienda online y un pedido hecho a través de una app.

Las proyecciones para el sector son optimistas. Estudios de mercado anticipan que la logística de última milla en América Latina crecerá a tasas de dos dígitos en los próximos años, impulsada por la digitalización del comercio y la urbanización.

En Argentina, el crecimiento se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, donde la densidad poblacional permite economías de escala y altos volúmenes de entrega por kilómetro recorrido.

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